Por Manuel
Tiberio Bermúdez
Hoy, cuando
las delegaciones de paz, del Gobierno y de las Farc, han dado a conocer a la
opinión pública la decisión de un acuerdo para el “cese al fuego y de hostilidades,
de manera bilateral y definitiva” –cosa que no parece importar a muchos de
nuestros conciudadanos-; en Caicedonia, debemos sentir, como dicen por ahí: “un
fresquito”.
Porque no
podemos olvidar que Caicedonia ha realizado cuatro encuentros de escritores e intelectuales por
la paz de Colombia. Encuentros en los que han estado presentes pensadores de
las más altas calidades para reflexionar sobre el conflicto y señalar los
caminos que podrían llevar a la paz de nuestro país. Esto lo hacíamos cuando
nadie se le apuntaba al tema y veían a los organizadores del evento como unos idealistas
desocupados que no tenían nada más que hacer.
Desde el año
1998, gracias al atrevimiento de unos cuantos quijotes, apoyados siempre por
las administraciones de turno y en compañía de varios ciudadanos del Municipio, desde
Caicedonia se le propuso al país acciones que permitieran encontrar los caminos
de la paz.
No en vano,
el lema del encuentro siempre ha sido: “Porque
las palabras pueden más que los fusiles”. Lema que animó nuestra fe en que
solamente desde el diálogo se podría llegar a dar solución al conflicto que por
más de cinco décadas ha llenado de cruces y sembrado de muerte nuestra
geografía patria.
Testimonio
de este esfuerzo es el libro “Las letras de la Paz”, en el que se recoge las
propuestas que se hicieron pensadores de
nuestra región, del país y del exterior,
porque nuestra preocupación nos llevó a ampliar esos horizontes de la
solidaridad, para pensar en la solución a nuestro desangramiento.
Caicedonia
hoy tiene que estar alegre. Desde este pueblo, aferrado a las faldas de la cordillera
y al que, para pensar en el fin del conflicto, llegaron amantes de la paz como: RH Moreno
Duran, el alemán Raúl Zelick; Julio César Londoño; Gustavo Álvarez Gardeazábal; Álvaro Leyva
Duran; Arturo Alape; Óscar Collazos; Joe Broderik; Arturo Guerrero; Ricardo
León Peña Villa, Miguel Antonio Guateros; Elmo Valencia, Alejandro José López;
Piedad Bonet, en fin, un grupo de selectos pensadores que le dijeron presente a
la convocatoria que desde 1998 lanzó Corpocaica, una entidad que desde siempre
le ha importado el futuro del país y siempre ha creído que es desde las palabras
que los seres humanos zanjan sus diferencias.
Hoy estamos
contentos de que se firme el acuerdo en el que se anuncia que hay intención de
silenciar la voz de muerte de los fusiles; y estamos contentos porque, desde Caicedonia,
La Ciudad Centinela del Valle, le
dijimos a nuestros conciudadanos y al mundo que creíamos, que desde la palabra
podría renacer la ternura para tener un mundo mejor para todos….que así sea.
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