Por Manuel Tiberio Bermúdez
Uno lee entrevistas, comentarios y opiniones, que le dan “mala
espina”, que le producen escozor porque se siente que hay razonamientos tendenciosos, salpicados de polaridad hacia
el pensamiento de una facción del país que menosprecia todos los esfuerzos que
se han venido haciendo para lograr que por fin, luego de décadas de balas y
muerte, volvamos a tener un remedo de paz que muy seguramente –y ojalá no sea
así-, cobre en muertes el logro obtenido como retaliación de los guerreristas
de siempre, los que se benefician de la matanza, los que celebran con champaña
cara la guerra que soportamos y de la cual ellos aprovechan cada disparo, cada
momento de violencia.
Leí con detenimiento la entrevista realizada
en El Espectador a Alfredo Molano, el escritor
y periodista que le ha hablado sin tapujos al país; que lo ha recorrido
buscando las historias debajo de las hojas de la selva, surcando los ríos más
escondidos para rastrear la verdad que nos ocultan, para con su pluma demeritar
esa otra verdad, que muchas veces, desde los cómodos escritorios de la prensa
en todas sus modalidades, nos han aventado, sin consideración, para que nos
unamos a los coros de quienes disfrazan sus odios antiguos y sus intereses en
proclamas pacifistas y mentirosas.
Defendió con su palabra y desde el
conocimiento, lo que ha visto, lo que cree por ser testigo permanente de los
sucesos, por estar ahí, en la cercanía de lo que pasa.
Leamos este fragmento de la entrevista:
¿Qué vio, entonces? La mitad
del país votante, si nos atenemos a las más recientes elecciones
presidenciales, odia a la guerrilla porque ve en ella, precisamente, un
“monstruo”…
Vi un movimiento armado campesino con unos ideales políticos,
perseguido, arrinconado y con el objetivo de cambiar el sistema político.
Y… ¿las bombas, los ataques mortales, los secuestros económicos,
políticos, etc.?
Esa es la guerra. El enemigo de las Farc fue también
formándolas, y la guerrilla no podía vivir de negocios lícitos. Tuvo que
echarles mano a la fuerza, a la ilegalidad, a la violencia tal como las usaron
contra ella.
¿Usted es consciente de que su posición es una de las más
“lanzadas” que, abiertamente, haya expresado alguien en el país polarizado de
hoy?
Soy plenamente consciente. Busco explicar la existencia de la
insurgencia, no justificar sus acciones.
Los invito a leer toda la entrevista con
detenimiento y a razonar desde la cordura, no desde el aturdimiento que a veces
nos produce, tanto alarido mentiroso, tanto mensaje disimulado de amor pero que
quien lo emite destila odio, un odio que envenena, que confunde, que desorienta
la realidad.
http://www.elespectador.com/entrevista-de-cecilia-orozco/peligroso-acercarles-un-fosforo-esos-polvorines-alfredo-articulo-620523
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