Manuel Tiberio Bermúdez
Lentamente, desde distintos barrios de la
ciudad, cientos de chicas y de chicos empiezan a llegar al Teatro al aire libre
Los Cristales, escenario con capacidad para albergar en sus graderías a 15 mil
personas.
Es el lugar de la cita en el que esos
muchachos y muchachas, mostraran a un exigente jurado todo lo que saben sobre
el baile de salsa. No quieren únicamente participar…quien ganar.
Tienen la ilusión de recibir el pasaporte que
les permita estar en la Plaza de Toros
del 28 de septiembre al 4 de octubre
concursando por los primeros lugares y quedar en los registros de la
historia de la salsa como ganadores de un certamen que además de premios en
efectivo, les da la oportunidad de recorrer escenarios mostrando la perfección
de su trabajo.
Dentro de ese grupo de jovencitos, arribó una
chica, menuda, jovencita, pero con gran actitud de bailarina que arrasa en el
escenario. Salió a escena con su compañero de baile y se transformó. Parecía
mayor, sus giros de vértigo, sus pasos certeros como dibujados para la
perfección sobre el escenario, su actitud de ganadora, llamaron la atención.
No más dejar la tarima, aun jadeante por el
esfuerzo realizado, le pedí una entrevista. La cercanía me permitió constatar:
es una niña; una niña que se transforma cuando baila.
Se llama Andrea Bocanegra, tiene 14 años,
vive en un barrio con nombre de jardín: Las Orquídeas, y hace tres años baila sin descanso.
¿Por
qué le gusta bailar?
“Porque cuando uno está decaído, o algo por el estilo, el bailar lo hace olvidar de todo”.
“Porque cuando uno está decaído, o algo por el estilo, el bailar lo hace olvidar de todo”.
Sobre las coreografías que realiza señala:
“Lo más difícil es que en ocasiones uno tiene miedo, pero los profesores nos
animan para vencerlo entonces uno se olvida del temor y sabe que si hace bien
las pirueta va a convencer al público y al jurado”.
Andrea cuenta que ensaya casi todos los días
de tres a cinco horas y si es para un concurso “hay que aumentar los ensayos”.
El bailar ya ha empezado a llevarla por los
caminos del reconocimiento. A su corta edad ha estado en Pasto, en Puerto
Libertador y otros lugares en el que el aliciente del aplauso y el
reconocimiento del público son para ella el mejor premio.
“Yo quiero ser una gran bailarina, dice.
Quiero triunfar, ganarme un concurso grande, quiero ser reconocida aquí en la
ciudad, pero no solo aquí, dice mientras ríe, sino también en el país, ganar
muchos premios.”.
Y claro que tiene admiración, por otros
bailarines, porque desconoce la admiración que ella inspira. En su caso, le
gusta mucho la forma de bailar de Adriana Vila, de Imperio Juvenil y a Evelyn
Noriega de Constelación Latina, bailarinas de la ciudad de Cali.
¿Cómo se sintió en el escenario durante su
participación? le pregunto. ¿Cree que va a pasar a la final?. No hay dudas,
está enfocada en sus sueños. “Me sentí bien esta noche porque lo di todo y creo
que vamos a pasar”.
Andrea está estudiando, cursa el grado décimo
y asegura que es buena estudiante. Su familia le apoya sin reservas. “Mi mamá
es la que más está pendiente de mí y esta noche, mi papá y mi mamá han venido a
verme bailar y eso me gusta. Mis papás están muy orgulloso de mí y son quienes
me animan a ir a la Academia a ensayar”. Que la meta duro, me dicen y me animan
constantemente”.
Quiero saber si son muy costosos los
accesorios que usa para estar en el escenario. “La verdad yo no sé y espero que
no porque es el esfuerzo que hacen mis padres para que yo me luzca. Pero creo
que no como bailarina necesito algo de maquillaje, el vestuario, que los
tacones, que las medias veladas, las moñas. Lo normal”, señala.
Luego que se baja del escenario le encanta lo
que le dice la gente: “A mí me gusta cuando las personas me dicen que estuvo
muy bonito mi baile, que les gustó, que siga así”.
Y con los muchachos me imagino que le va muy
bien, digo: “Su risa se torna nerviosa, y dice…”si, muy bien”, me dicen frases
bonitas, que cuando haya presentaciones les diga para irme a ver. Su risa calla
las palabras que seguramente esos muchachos a los que ya enamora su figura y su
arte le han de decir.
¿Qué
es el baile para Andrea?,
“El baile es una buena y bonita carrera artística, uno se olvida de todo y si uno quiere el baile de verdad, es una pasión muy grande. Además hay mucha adrenalina y mucha integración y conoce nuevas personas por medio del baile”.
“El baile es una buena y bonita carrera artística, uno se olvida de todo y si uno quiere el baile de verdad, es una pasión muy grande. Además hay mucha adrenalina y mucha integración y conoce nuevas personas por medio del baile”.
¿Qué es lo que más le gusta de bailar?.
“Las
cargadas –dice-. Pero es muy riesgoso, señalo. “Si, pero a mí me gusta sentirme
en el aire. Porque cuando estoy en el aire, tengo la mente en blanco, no pienso
en nada, me dejo llevar y cuando llegó nuevamente al piso pienso, ufff,
aterricé”.
¿Con quién le gustaría bailar?
“Con
Jeferson Benjúmea dice sin titubear.
Pero, ¿por qué es “pinta”, le digo o porque es muy buen bailarín? “Porque baila bueno” dice con esa risa que aun los hombres no hemos podido descifrar para conocer la realidad de una respuesta en las mujeres, así sean una jovencita de 14 años como Andrea.
Pero, ¿por qué es “pinta”, le digo o porque es muy buen bailarín? “Porque baila bueno” dice con esa risa que aun los hombres no hemos podido descifrar para conocer la realidad de una respuesta en las mujeres, así sean una jovencita de 14 años como Andrea.
¿Y qué piensa usted de los que no
bailamos?
Nada, normal, y se ríe….esa risa si la
descifro, es la conmiseración que siente por quienes nunca pudimos pasar del
bolero y eso porque la compañera nos ayudaba a marcar los compases.
¿Y si es verdad que Cali es la capital
mundial de la salsa? “Claro que sí, porque que es la ciudad que tiene más
academias de baile y porque tiene muchos bailarines. Aquí por eso la
competencia es muy dura”.
¿Tiene muchos trofeos? “No, aun no, dice como
quien sabe que habrá que abrir espacio en su casa para los que vendrán.
¿Ha llorado alguna vez debido a la exigencia
en los ensayos? “Si claro, pero para mí el baile es una pasión que exige muchos
esfuerzos. En los ensayos a veces se siente la exigencia, pero cuando ya se
está en una tarima y siente que todo está bien, que le fue estupendamente, uno
entiende que todo ese esfuerzo valió la pena”.
Le agradezco sus palabras, le doy gracias por
hablar de sus ilusiones, y la veo meterse entre el público aun con su traje
azul de bailarina a disfrutar de lo que más le gusta: bailar.
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