Manuel Tiberio Bermúdez
Las confesiones de los escritores son siempre
amenas y atractivas, porque en vez de sorprender o escandalizar, se vuelven parte
de la vida de ellos, es un adorno más a ese mito en el que se van convirtiendo
los literatos.
Santiago Gamboa, Julio Cesar Londoño, Juan
Fernando Merino, moderados por Catalina Villa, participaron de un conversatorio
sobre literatura y periodismo, pues los invitados tienen esa doble condición:
escriben ficción pero también testimonian la realidad desde su oficio de
periodistas.
Cada uno llego al periodismo por caminos
diferentes. Gamboa, dijo a los escuchas que había llegado al periodismo “no por
accidente pero si por una necesidad bastante urgente y era la de encontrar un
trabajo y tratar de sobrevivir en París”, contó.
Julio Cesar Londoño, confesó que se arrimó al
periodismo, “más que todo para salir en la prensa pues a mí eso me parecía como
interesante”.
Por su parte Juan Fernando Merino, en New
York, debido a una mala racha, terminó en la Mesa de Edición del Diario La
Prensa, de la Gran Manzana. “La mesa de edición es el nombre glorificado de
quienes juntábamos cables de distintas agencias de prensa” dijo.
Luego contaron que lo aprendido en el oficio
del periodismo les ha servido para escribir ficción y que la ficción les ha
servido para hacer buen periodismo.
Detallaron como las redacciones de los
diarios contribuyeron a sus disciplinas de escritores, en lo referente a
decidirse a abordar temas, a trabajar contra el tiempo, a escribir con el
reloj, escribir con el ritmo que marca el tic tac.
“Hablaron de los ritmos de la escritura y las
cadencias propias de cada escritor. “A mí me parece, dijo Gamboa, que quien se
demora 10 años escribiendo una novela, por lo general es porque escribe poco.
Eso esta bien, es su ritmo particular. La influencia más grande que tengo del
periodismo en mi oficio de, no fue tanto la escritura sino que debido a que yo
era corresponsal en Paris, hacia muchos desplazamientos y comencé a descubrir
la importancia de los viajes, la búsqueda de las historias y el placer de estar
solo en un hotel escribiendo, buscando, descubriendo. De ahí que en un tiempo
escribiera libros de viajes”.
Julio Cesar Londoño afirmó que la relación
entre literatura y periodismo es una de las relaciones más fecundas e
importantes que ha sucedido en el mundo de la comunicación. “Creo que pocos de
los matrimonios bien habidos es el de la literatura y el periodismo. Se han
retroalimentado muy bien. La literatura le aportó al periodismo manejo de
estructura, manejo del espacio, de tiempos, la introducción de los diálogos,
que no existían antes”.
Fue una velada de graciosas anécdotas, de
confesiones y descubrimientos del oficio que desempeñan como literatos y como
periodistas en la que el público pudo acercarse un poco más al ser humano que
son los escritores y dejar de admirarlos en los libros para conocer de viva voz
sus afanes y sus motivaciones para entregarnos los libros en los que nos descubren
esos mundos fascinantes que hacemos nuestros gracias a su trabajo.
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