Por Manuel T. Bermúdez
De Holanda, Luc de Rooy, compartió su poesía |
Son las 4 de la tarde. La brisa caleña pone
un toque de frescura sobre la ciudad y mece las faldas y los cabellos de las
mujeres y los hombres que pasan por el bulevar. La gente camina corre, grita,
en el agite cotidiano de la ciudad que no cesa en su dinámica de la prisa. Los
escribientes, habituales del Parque de los Poetas, teclean los compromisos de
un arriendo o una demanda, que súplica protección o alimentos.
Desde sus lugares especiales Jorge Isaac,
Ricardo Nieto, Carlos Villafañe, Antonio Llanos y Octavio Gamboa, parece que se
acomodan para ser observadores de lo que allí va a suceder.
Hay un algo especial que hoy detiene al
transeúnte, que lo libera por un momento de ese ajetreo que no da pausa. Es el
XV Festival Internacional de Poesía de Cali 2015 que desde el 24 de agosto se
realiza en la Capital del Valle.
Desde el Parque de los Poetas, los vates invitados
lanzaran sus palabras a la tarde para que sus ellas viajen con su mensaje y
para que el público haga un alto en la carrera que llevan y entablen un diálogo
con las emociones.
La gente se detiene, mira curiosa y opta por
descansar un rato su agite momentáneo para escuchar al grupo de poetas, tanto
locales como internacionales, que se presentan en este espacio ganado a la
ciudad para que tenga un sitio la palabra.
Ismael Nieto, el presentador del evento
saluda al público que cada vez va en aumento. Cuenta de la actividad que
gracias a la Secretaría de Cultura y Turismo irá hasta el 28 de agosto. “Durante
cinco días se hablará de versos, se escuchará a los creadores de mundos que
tienen sintonía especial con esos pedacitos de los que estamos hechos los seres
humanos: el amor, la vida, la muerte, los recuerdos, la nostalgia”, dice.
Un vendedor de jugo de naranja ofrece el
líquido para mitigar el calor, mientras en la tarima, Jenny Cabrera saluda a
los participantes que estarán compartiendo la magia de la palabra hecha
poema.
Allí están, admirados por el publico, Leonardo
Henao, Mercedes Mejía Luz Stella Jiménez, Luc de Rooy, Clara Schoenborn y
Carlos Fajardo, los poetas que aceptaron llegar hasta este espacio para
compartir su creación con quienes aman la poesía.
Abre la jornada Sebastián Rico, un jovencito
quien fuera ganador el año anterior y entonces, la atención se centra en lo que
dice, en lo que cuenta, en esa música que producen las palabras. “La mañana
huele a mariposas y a café preparado por aladas manos”…el poema camina en su
voz, y el público se olvida del vendedor de minutos, del pregonero de lotería y
se centra en cada una de las frases que cantan y que cuentan. “el triste olor
de café quemado y sobre la cafetera, las manos de la ausencia”.
Luego Leonardo Henao, teje versos de otro,
pero que él hace suyos en la interpretación dramática de un poema que hiciera
famoso el Indio Duarte. Voz educada para la declamación compite con el rumor del
rio
Se está por empezar la zafra en el horcón,
Ingenio que en la ocasión necesitaba peones,
los paisanos sus reuniones hacían en la pulpería
donde trabajo ofrecía el capataz.
Ingenio que en la ocasión necesitaba peones,
los paisanos sus reuniones hacían en la pulpería
donde trabajo ofrecía el capataz.
Luego el turno para una voz
femenina, la de Mercedes Mejía. De Buga, Luz Stella Jimenez, trae una voz
sonora que señala: “Salía de casa, aún con la sombra de la noche alumbrando mi
morada”.
La gente busca acomodo en la
gradería, no importa el sol que ya ha minimizado su bochorno sobre la humanidad
de los espectadores. Hay una extraña conexión entre la gente y estos palabreros
que uno tras otro van leyendo sus poemas. La palabra tiene magia, calma afanes,
da sosiego.
La tarde avanza, los mensajes
dominan el escenario. Los poetas han logrado su cometido: despertar la
sensibilidad de quienes saben que en las letras de los poemas está dibujada la
vida. Que algunos versos son los espejos de otras existencias que coinciden en
tinta con las experiencias que alientan el paso por el tiempo. La poesía es
para quienes tienen la certeza que ella sirve, como lo dijera alguien: “para
hacer menos amargo el pan de cada día”.
Fue una jornada llena de la
rara magia que producen las voces cuando salen de las manos de sus creadores, esos hombres y mujeres que mediante sus poemas
le hacen caricias al alma.
Jenny Vásquez, una jovencita
que estuvo atenta a todos los poetas dijo: “Hay que agradecer a la Secretaría
de Cultura, este espacio que se le ofrece a las letras porque permite acercarse
a quienes con sus escritos son capaces de conmovernos. Yo iba de afán y ya
llevo aquí sentada, más de hora y media. Estoy alegre por haberme detenido”.
Algunos de los poetas que participaron de la jornada. |
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