Textos que compartidos se vuelven viajeros.

7/12/16

“Voy a coleccionar hasta que mi dios me ayude”

Juvel con su colección de antiguedades - Foto Manuel T. Bermúdez


Fotos y texto por Manuel Tiberio Bermúdez

Hay quienes dedican parte de su vida a compilar, reunir o juntar, objetos. Las hay que coleccionan libros, es decir, son amantes de la bibliofilia, otros les da por la calendofilia, o sea  coleccionar calendarios de bolsillo, otros se dedican a la conquiliología,  a coleccionar conchas de moluscos.




Son muchos los aficionados al coleccionismo: de juguetes, billetes, estampillas, antigüedades etc., etc., pero el protagonista de nuestra historia colecciona varias cosas a la vez: pesebres, orquídeas, estampillas y antigüedades.

Se llama Juvel Ospina, y nació “hace ratico” en el Frontino, una vereda de Caicedonia, en el Valle del Cauca, por eso asegura con orgullo: “soy montañero de pura cepa”.

Al morir su padre, quedaron cuatro hermanos al cuidado de la abuela ya que la mamá debía tratar de conseguir los recursos para ayudar a la crianza de los 4 niños, pero terminó la abuela cumpliendo la labor de mamá.

Con Rosita, su compañera de viaje por la vida.- 


Juvel, estudio en Armenia hasta terminar la primaria y de allí “fui a templar a Cali”, ciudad en la que  vendió rifas para costearse los estudios.

Luego regresó a Caicedonia a terminar el bachillerato y en el año de 1968 “salí como bachiller del Colegio Bolivariano de Caicedonia”.

Recuerda que fue un muchacho inquieto al que las circunstancias le llevaron a ejercer los más diversos oficios para cubrir el costo de sus estudios. “Preparé hasta muertos para poder estudiar” –recuerda sin amargura-,  siempre con la sonrisa de quien sabe que la vida no es fácil.

Fue vendedor de “mostrador” en varios almacenes, desyerbaba jardines, es decir, hizo el oficio de “saspelucarpincantina” como decía el inolvidable, Pedro Juan Herrera, es decir: sastrería, peluquería, carpintería y cantina.

“Estando en ese proceso de rebusque y estudio, mataron un primo quien era hijo de una tía  de buena capacidad económica y ella me dijo que lo iba a reemplazar. Yo con el orgullo que da la independencia que había asumido respondí que “era imposible reemplazar a alguien”, pero que sí aceptaba el estudio y me matricularon en la Universidad.

Con sus amigos bachilleres promoción 1968


“A mitad de la carrera –cuenta Juvel- conseguí puesto como maestro en Sevilla con un sueldo de 1.900 pesos en la Escuela “Hugo Toro Echeverry”. De allí pasé a Caicedonia a la Escuela Valle del Cauca donde trabajé tres años y me hice licenciado. Como licenciado trasladaron a los dos o tres que teníamos ese título, a secundaria, pues en ese entonces, era una hazaña ser licenciado. A mí no me pasaron y yo cambie entonces con un profesor en Calamar, Sevilla. Volví a la montaña y después, un compañero, Jairo Gallón, me ayudó a salir de allá. Me ofrecieron tres cargos: rectoría en Yotoco, rectoría en el Cairo, o la Orientación Escolar en Guacarí y acepté este último en la Normal en el año de 1976. Desde entonces vivo en este pueblo que quiero y en el que tengo muchas amistades. Aquí trabajé 34 años. Hoy soy pensionado lo que  me permite hacer el ejercicio de coleccionar”.

El coleccionista


Comenzó a coleccionar pesebres en el año 1981 cuando empezó la profesionalización docente a los maestros de todo el país. “Yo tenía maestros de todo Colombia –recuerda- también de España, del Ecuador y de otras partes. Eran maestros en ejercicio que venían a especializarse en la Normal donde yo laboraba como Coordinador de Profesionalización Docente, y en aquella época, alguien me trajo a obsequiar un  Niño Dios que provenía de España. Esa figura me gustó mucho y me motivo a iniciar la colección de pesebres y de niños dios”.

En la actualidad la colección de pesebres alcanza la no pequeña cifra de más de 750 nacimientos, de distintos lugares y en diferentes tamaños.

Con parte de la colección de pesebres que posee


La decisión de coleccionar estampillas,  se la debe a un profesor de bachillerato, Jaime Guzmán, quien le orientó hacia la colección de sellos de correo. Juvel es filatelista, esa pasión por coleccionar sellos y otros documentos postales que conmemoran momentos especiales de la historia y además es marcofilista, -léase bien: marcofilista- la persona que colecciona sobres del primer día de cada estampilla que se emite.

“Hace 40 años me casé con Rosita Escobar, -dice Juvel- una persona que también colecciona, por eso en este momento la casa le dicen: “la casa de las colecciones”.

Es tal su pasión por coleccionar que Juvel, compró frente a su casa de habitación otra vivienda que ha destinado únicamente para la colección de antigüedades. Ya lleva 15 años en esa tarea, allí uno puede ver objetos que tienen más de 100 años. Tienen piezas como el billete de 10 centavos del año 1823.

Un rincóncito de su colección de antiguedades.


En el patio de esa casa Juvel tiene, más o menos, 550 orquídeas de 80 especies. Cuando uno le pregunta sobre ellas,  él se emociona y habla de dendrobios, epidendros, orquídeas hibridas, bandas, catleyas, etc como si estuviera hablando con un conocedor y  uno se queda “en las mismas”, pero cautivado por su emoción.

Para hacer más compleja su febril pasión de coleccionar, tiene además colección de Anturios, de los que tiene 80 variedades, y en su casa de habitación tiene una colección de cactus diferentes en número de 200. Los hay que causan admiración porque a pesar de la pequeñez de las materas algunos alcanzan a medir casi un metro de largo.

Tiempo y dedicación entrega a su colección de orquídeas, anturios y cactus.-


Pero volvamos a los pesebres. Juvel ya es reconocido por su afición y muchas personas que son sus amigos y viajan a cualquier lugar del país o al exterior, le traen a regalar y es por ello que tiene pesebres de Roma, de Ecuador, de Italia, Jerusalén, Argentina, Panamá, y pare de contar porque la cuenta es larga.

Como apunte especial recuerda que “Unos muchachos de la Universidad del Valle vinieron a mi casa a ver exclusivamente los pesebres que tienen que ver con las negritudes”.

De la colección de pesebres de negritudes.


Juvel en su colección tiene pesebres con imágenes hasta de medio metro de altura y otros que hay que observarlos  con lupa de lo pequeños que son. Tiene pesebres hechos en frutas de mango, en conchitas de mar, en huevos de avestruz, en huevos de codorniz y de gallina, algunos realizados con alfileres, otros con estropajos, los hay en barro cocido, en fin, la colección amerita ser conocida.

Tiene pesebres costoso y otros muy baratos, tiene pesebres en móviles que cuelgan del cielo raso, hay otros que al encender sus luces emanan olor a canela, hay otros con luces espectaculares y los hay tan diminutos que uno se maravilla del trabajo realizado. Hay pesebres por donde Ud. mire, pero últimamente se ha dedicado a los más pequeños porque si se descuida le va tocar desalojar la casa para darle cabida a su afición.

Pesebres pequeñitos que son la admiración de los visitantes


Como parte de las muchas anécdotas que tiene debido al obsequio de pesebres que le han hecho hay una especial: una chica de acá se fue al Perú al Reinado Internacional del Folclor y allí quedó reina. Entre los premios recibidos le dieron un pesebre muy bonito que abre dos puertas como una pequeña iglesia, es muy artesanal y muy típico de las pinturas peruanas. Cuando la reina regresó vino a mi casa y me dijo: “profesor le voy a traer algo que me regalaron y que sé que le va a dar un mejor uso que el que yo podría darle. Efectivamente me trajo el pesebre y es uno de los más bonitos que tengo en mi colección”.

Entre todos los pesebre que tiene en su colección hay de unos 35 países, cada cual con un estilo especial, con un detalle que lo hace único. 

Proveniente de Cuba, un pesebre en una flor.-


Brinquemos ahora a las antigüedades. “Tengo antigüedades de la familia desde mi tatarabuelo, Jesús María Gómez,  quien fue General de la guerra de Los Mil Días. Tengo su foto, el árbol genealógico hecho a principios del siglo pasado, tengo la bendición papal que le envió León XIII, cuando ganó la batalla de Bocas del Toro, en Panamá. Poseo una placa donde anunciaba su profesión de médico porque –dice Juvel- él fue uno de los primeros médicos que atendía  en Caicedonia cada 8 o 15 días. “Arrimaba a las boticas (así se llamaban las farmacias hace años) a decir cómo prepararan los remedios que luego iba a recetar. Tengo esa placa de médico pero lo que no me he podido explicar es –y si alguien lo sabe agradezco me lo diga- figura en la placa como Jesús María Gómez y Duque, esa “y” no sé de donde la sacaron porque él era Gómez Duque”.

Enseñando la foto del General Gómez 


“Tengo también un camafeo que cuando él estuvo en la batalla de Bocas del Toro en Panamá, se hizo tomar una foto en el año 1900, en la foto Endara y tiene rebordes en oro y se lo trajo a su esposa para que lo luciera como recuerdo. Tengo además una copia del libro escrito por él en donde está toda su historia de soldado, general, y de médico. Hace poco estuve en Marinilla en donde él había nacido, y allá en el Concejo Municipal hay un retrato al óleo de él y me pidieron que volviera y llevará todo lo que tenga de él para ellos incluirlos en los objetos históricos del general. Me invitaron a pasar unos días allá “porque a nosotros si nos gusta tener la historia de nuestros personajes”, me dijeron.

En el sitio de antigüedades ya hay varia piezas donde se exhiben objetos de épocas pretéritas “porque aquí en Guacarí cuando fallece alguien me traen los objetos que consideran pueden aumentar el número de piezas de mi colección: un radio antiguo, máquinas de coser, etc., yo les colocó una ficha en la que doy cuenta del donante, que es una forma de agradecer ese aporte”.

Camafeo con reborde en oro.-


“Yo tengo mucha historia de Guacarí. Aquí hice el libro de la historia de la Normal en sus 50 años, en el que se muestra toda la historia de la institución. Tengo una pieza dedicada exclusivamente a la historia de Guacarí en la que hay piezas de arqueología y otras cosas importantes.

Le pregunto a Juvel, si en Caicedonia han reseñado alguna vez al General por su importancia como personaje y como médico.

“En ninguna historia o monografía aparece, tampoco aparece la hija de él que era mi bisabuela, Dolores Gómez Viuda de Duque, que fue la primera maestra que trabajó gratuitamente en el Frontino y ella fue quien le entregó luego a Doña Ofelia Correa”.

“De esta manera he ido coleccionando objetos e historias. Tuve un compañero que también le gustaba coleccionar y que se llamaba Omar Ariza, coleccionaba estampillas y piezas arqueológicas que yo de vez en cuando le ayudaba a conseguir.

Los cactus su otra gran pasión.-


Los espacios que tiene Juvel para sus colecciones son visitados con alguna regularidad por gente que se entera de su afición y quieren conocer el lugar pero él no cobra nada por la visita. “Yo aquí en donde tengo las antigüedades también es mi sitio de recreación. Yo me vengo a él a escuchar música a organizar las plantas, a organizar las antigüedades. Aquí vienen los grupos de las escuelas locales, yo les abro y les cuento las historias que conozco de lo que hay allí. 

Los chicos a su vez, traen a sus papás, es decir, esto ya se volvió lo que Guacarí llama “el museo”, pero yo les digo que esto no es un museo sino que es un lugar donde se guardan algunas reliquias de Guacarí. Han venido de la Secretaria de Cultura del Valle, de la Secretaria de Cultura de Guacarí, y me han ofrecido que el lugar sea parte de un proyecto institucional pero me han dicho que hay que sacarlo de donde lo tengo para trasladarlo a una casa muy bien organizada etc. Yo no he querido acceder porque esto es lo mío,  es mi pasión, aquí me entretengo y hago amigos”.

Templo en Guacarí, la ciudad que Juvel adoptó.-


Mientras más pregunta uno a Juvel sobre su afición más se emociona y a cada momento rememora situaciones, muestra algo de su agrado, señala las bondades de un pesebre, da testimonio de lo difícil de conseguir una orquídea o se adentra en la historia de un objeto que nos fue familiar hace muchos años. Ante tanta emoción le pregunto finalmente a este “profesor” jubilado, que no para de botar corriente y de ser un excelente anfitrión.

¿Hasta cuándo piensa seguir coleccionando?
“Hasta que mi dios me ayude” dice, mientras lanza una sonora carcajada y al mismo tiempo destapa una cerveza para el calor de esta tarde guacariceña.

Es de tubos, y aun funciona...dice orgulloso Juvel.-


Guacarí – Novbre de 2016








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