Por Manuel Tiberio Bermúdez
A veces uno no es capaz de definir lo que siente ante algunos hechos que
tiene que vivir.
Así estoy hoy cuando aun no comprendo cómo tantos conciudadanos votaron en
contra de la consolidación de los acuerdos firmados en La Habana.
Para la elemental esperanza que albergó en mí, el solo hecho de que los
combatientes volvieran a eso que llaman “la vida civil” debió haber sido
suficiente motivación para que la inmensa mayoría de nuestros compatriotas, decidieran
su voto a favor de los acuerdos.
El sólo saber que cesan las muertes, de soldados y guerrilleros; muchachos
y hombres de hogares humildes, casi siempre, hubiese sido suficiente motivación
para ser afirmativos con la convocatoria, porque esta no ha sido una guerra con
extranjeros, es una guerra entre colombianos.
Hay conmigo muchos, que desde niños hemos sido testigos de la muerte. Hemos
vivido en medio de las balas y hemos visto el llanto de las familias que
lamentan la perdida de los suyos en una guerra miserable y cruenta, durante 50 largos
años. Hasta hoy, no ha habido vencedores: ni del establecimiento, ni de los
alzados en armas.
Ambos bandos, han sembrado de cruces
los camposantos o las selvas de nuestro país; han puesto el llanto en los ojos
de miles de familias, y un dolor duradero en muchas almas que caminan aun
esperanzadas en esta patria que les ha quitado tanto pero a la que amamos
entrañablemente.
La abstención siempre ha estado presente en nuestras elecciones. Ha estado
ahí justificando las perdidas, de los
contrincantes de cualquier elección.
No sé si tengan la razón quienes aseguran que el
triunfo del NO, fue el triunfo contra el
dolor causado durante tantos años por las fuerzas en confrontación con el
Estado colombiano.
Solo una cosa queda clara luego de esta votación: que los colombianos
estamos divididos en nuestra apreciación de cómo terminar esta guerra, y aunque
los líderes de la guerrilla han dicho que seguirán buscando los acuerdos para
que cese la confrontación, esperemos a ver qué consideraciones se harán de aquí
en adelante para re emprender el camino de lo que por ahora esta truncado o que
condicionamientos de inflexibilidad, nos retornen al camino de la
confrontación.
No soy pesimista, pero somos muchos los que no alcanzamos a vislumbrar,
¿qué seguirá ahora?