Por Manuel Tiberio Bermúdez
Los sonidos de la música fueron la llave mágica para abrir la edición XX del Festival de Música del
Pacífico, Petronio Álvarez, 2016.
El público, llegado desde temprano, saludó la apertura del Festival acompañando
con sus voces y palmas, los cantos que los artistas en tarima lanzaban para
provocar la alegría. Los pañuelos, ondeados con timidez al comienzo, se
volvieron saludos a la gozadera, a la fiesta, a la vida que no se detiene.
La Red de Cantadoras del Pacifico sur, fue la encargada de abrir la noche.
Mujeres que protegen con celo los cantos y tradiciones de ese inmenso, y aun misterioso, Pacífico, y
son las depositarias de cantos como los arrullos, los alabaos, el Chigualo, o
el Bambuco Viejo. En sus voces revive la historia para el olvido de épocas de
esclavismo, pero también cantan a las alegrías de la libertad, pero sobre todo,
han mantenido viva la tradición musical de sus pueblos.
En sus regiones son respetadas y se les tiene en cuenta en las festividades
y ceremonias, lo que no sucedía antes, cuando no se valoraba su talento. Sus cánticos
son como oraciones e historias que
interpretan el temperamento de un pueblo.
Siguió luego Markitos Micolta, un bonaverense, alegre que nadie llama por
su nombre: Marco
Antonio Micolta Santisteban, y quien con el paso de los años se ha destacado
como un excelente cantante de música del Pacífico. En el 2011, el Festival
Petronio Álvarez, le rindió homenaje por el trabajo de divulgación del folclor
de su región.
Markitos, aunque pequeño de estatura, siempre ha estado rodeado por los
grandes en la música. Primero con “Peregoyo”, don, Enrique Urbano Tenorio, con quien hizo famoso
el “Combo Vacana”, en Buenaventura. También grabó junto a otro destacado como
lo es Senen Palacio.
Posteriormente creo su propia agrupación “La sabrosura del litoral” con
la que se alzó con el primer lugar del Petronio Álvarez en 1999 como mejor
chirimía y mejor interprete vocal.
Markitos, como siempre, encantó al público, se entregó para dar lo mejor
de su manera de interpretar canciones que son su sello y con las que la alegría
se convierte en baile y el baile en un viaje sin límites por la contentura, por
el disfrute. Se ganó el público como siempre lo hace y porque como él dijo
alguna vez: “siempre caigo parao” refiriéndose a que la vida le ha dado todo lo
que tiene por la música.
Después llegaron “Chango” ganadores del Petronio en el 2014 en modalidad
de marimba. Hacen honor a su nombre ya que la mitología dice que es el dios del
fuego, del rayo, de los sagrados tambores bata. Es también irresistible para
las mujeres, alegre sin descanso y gran bailador.
Eso fue lo que hizo la agrupación tumaqueña “Chango” en la tarima del
Petronio: elevar los ánimos, provocar un trago de Arrechon o Viche y poner un
extraño brillo en la mirada de las mujeres que no dejaban de mover sus caderas
al ritmo de la música en una íntima complicidad con las notas salidas de los
instrumentos.
Mientras la marimba decía su discurso de alegría, el tambor marcaba el
ritmo de los pies que no podían estar quietos y el guasá traía en su sonido,
como una lluvia que refrescaba el ambiente. Los cantos se metieron por entre el
público, y acariciaron a hombres y mujeres que no se resistieron a esa
invitación que proponía celebrar la vida desde la alegría de la música.
Cerró la noche: “Herencia de Timbiquí”. ¿Cuál cerró la noche?...Atizó
nuevamente la alegría de un público que no conoce el cansancio, ni el descanso
en el baile.
Los pañuelos emprendieron nuevamente el vuelo del festejo, las manos
imitaron las olas del mar que se añora, y otra vez, la danza y las voces en
coro acompañando a la agrupación que aman. Aplaudiendo al grupo que a muchos
les recuerda ese pueblo con nombre de golpe de marimba: tim bi quí… por eso
mismo es herencia, heredad, remembranza.
Y entonces, con su música, con sus cantos alegres, reafirmaron ante los
caleños porque fueron premio a la mejor agrupación en la modalidad libre
durante el Petronio Álvarez, en el 2006.
Confirmaron porque esa herencia, que camina en los genes, produce sonidos
para alegrar la vida y les ha permitido obtener galardones como Los Premios
Shock de la Música Colombiana, una Gaviota de Plata en Viña del Mar en Chile,
en el 2013 entre otros que confirman que son de los mejores.
Cuando el ultimo sonido de marimba, y el último tam tam de la tambora nos
dijo que había terminado la fiesta…no nos cabía en el alma tanta música, no
sabíamos cómo uno puede acoger tanta alegría, cómo se puede compartir tanta
amistad…pero el reloj nos dijo que eran las 10:40 de la noche…Nos tomamos el
último trago de Viche y al llevar la botella a los labios, vimos como la luna
en el cielo, apenas empezaba la fiesta.
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