Charlemos
Por Manuel T. Bermúdez
Recientemente en un simposio de
periodismo, la periodista y autora de varios libros, Olga Behar, reflexionaba
sobre la importancia de que los periodistas estén siempre atentos a las buenas
historias, a los momentos que les rodean y que les permitirían otras miradas de
las noticias en los entornos en las que estas suceden.
Y esto lo decía refiriéndose en
concreto al gran número de periodistas que por estos tiempos están en La
Habana, Cuba, cubriendo los diálogos de paz.
Aseguraba la periodista y
escritora que hasta el momento los comunicadores en la Isla, solamente se han
limitado a ser cajas de resonancia de las palabras de los que intervienen en
los diálogos y que no es mucha la información que puedan conseguir ya que los
mismos tiene un pacto de confidencialidad que no permiten que las noticias
fluyan libremente.
Cuestionaba Olga Behar, que al
menos ella, hasta el momento, no ha leído la primera crónica de algunos de los
periodistas destacados en Cuba que haga un esguince para que se conozcan otras
historias sobre La Habana.
Y es cierto lo que plantea la
escritora. Cuántas historias estarán a la espera de que uno de los periodistas,
en esos ratos de ocio, mientras se espera que alguno de los voceros nos cuente
lo que les conviene, se atreva a darse una vuelta más allá de los límites donde se realizan los diálogos y nos muestre
historias interesantes de ese entorno llamado La Habana.
No hay que olvidar que nadie es
ajeno a una buena historia, en cualquiera de los medios que ésta se presente:
radio, prensa, televisión o sitios web. Lo importante es provocar a los
usuarios de estos medios, “prenderlos” a un hecho bien contado y se lograra la
atención sin reservas de ese sujeto de la información.
Es cierto. Hay muchos periodistas
colombianos en ese espacio que tiene tanto pasado para contar o una actualidad
que muchos desconocemos, que hace parte de una nación rodeada de tantas
historias: la revolución cubana, génesis de los idearios de quienes hoy son los
negociadores: la guerrilla. Mágicas historias ligadas a la música, a los
propios periodistas locales según se dice amordazados por el gobierno, a la
cotidianidad de una ciudad que hace parte de una nación tantas veces
estigmatizada y tan poco contada por aquello de la censura.
Pero, como lo dice Olga Behar,
hasta el momento ella no ha leído, ni escuchado alguna historia atractiva desde
La Habana…yo tampoco.
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