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24/8/16

24 de agosto: una nueva oportunidad para Colombia

Foto de la web

Por Manuel T. Bermúdez

La historia de Colombia señalará este día, 24 de agosto de 2016, como especial para la gran mayoría de los colombianos.

Los negociadores del Gobierno y los representantes de las guerrillas de la Farc, anunciaron al mundo, desde La Habana, la firma del acuerdo final con el que se pacta la terminación de la guerra con este grupo armado que superó los 50 años de confrontación armada.

El Gobierno y los insurgentes, hicieron lo que miles de colombianos estábamos esperando: firmaron el acuerdo que brinda una nueva oportunidad para que el país tome otros rumbos, para que la posibilidad de un futuro diferente, se vislumbre en el horizonte y sea motivo de sueños esperanzadores de una patria mejor y más digna para todos.

Pero éste acuerdo no lo es todo. Mañana no se hará la paz como en un acto de mago de circo. No; la paz es una empresa plural, es un querer colectivo de hombres y mujeres que hemos esperado, con esceptismo, pero con la esperanza recóndita de que éste día llegaría, aun por encima de esos anunciantes de desgracias, o de los profetas de la desesperanza.

Para quienes nacimos en regiones donde el odio sembró de cruces y lamentos nuestro entorno, para quienes hemos visto la muerte como una máquina de sinrazones que nos llenó de luto y nos arrinconó los sueños. Para los que soñamos un mundo digno y mejor donde quepamos todos, hoy, es un día de fiesta en el alma.
Ojala, los augures  del  desaliento, los mata sueños de siempre, los vacíos de esperanzas, los que pregonan la guerra como respuesta a todo, los que mantienen abierta la Caja de Pandora,  entiendan, de una vez por todas, que la inmensa mayoría de los colombianos somos tejedores de sueños esperanzadores.

La tarea es difícil y hay que hacerla entre todos: el gobierno, los empresarios, los que hacen parte de todos los estamentos sociales, los humildes y los poderosos, los que nada tienen y de aquellos que todo les sobra.
Estamos ansiosos de paz porque en esta guerra cruel lo único que no nos han podido matar son los sueños. Anhelamos una Colombia en la que no duela vivir, un país en el que no miremos con impotencia como cada día las armas hablan su discurso de muerte. Queremos una Colombia nueva, con fúsiles fundidos y convertidos en monumentos para los desmemoriados del horror. Queremos una patria en la que la vida vuelva a tener valor entre los hombres y los campesinos regresen a sus campos a cultivar la tierra. Anhelamos una patria en la que los grandes empresarios entiendan que sus obreros no piden mucho: dignidad para ellos y sus familias y dejen de llenar de ceros hasta el aburrimiento sus cuentas bancarias.
Queremos, en fin, una patria nueva, construida entre todos, en la que valga la pena vivir y podamos cambiar el llanto por sonrisas.

Celebro esta fecha, 24 de agosto de 2016, con la esperanza de una patria mejor para todos.




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