Por Manuel Tiberio Bermúdez
De nuevo, la Ciudadela de la Salsa, estuvo colmada de público aprendiendo
los pasos de baile que les permita luego presumir de que aprendieron en donde
si saben bailar: en Cali.
Llegan puntuales a las 9 de la mañana, y se alistan para aprender a
descifrar los movimientos que dicta el ritmo de la música. Uno, dos tres,
vuelta…dice el instructor y los alumnos miran y hacen…cinco, seis, vuelta…y
unos se enredan, otros salen airosos del
paso complejo pero bello, que acaba de realizar el tallerista. Y así se va la
mañana aprendiendo Salsa estilo caleño, Bogaloo, Pachanga, salsa en línea, o
tradicional. Con cada giro, con cada paso acertado al compás de la música, los
asistentes se sienten orgullos y alegres.
A bailar con la música y los
sentimientos
Luego llegó el conversatorio sobre La Situación del Baile en Cali, moderado
por Umberto Valverde, con invitados de lujo: directores de escuela y bailarines
reconocidos en la ciudad. Hablaron de los sitios tradicionales de baile:
Agapito, Honka Monka; Séptimo Cielo; entre muchos otros que fueron sitios de
goce en las noches caleñas.
Dijeron también, que aunque la Salsa está vigente, el baile ha perdido su
esencia pues, argumentaron, hay necesidad de recuperar el baile al piso, el
verdadero baile caleño. Comentaron además que hay campeones mundiales de Salsa,
que no saben bailar, porque no bailan sino tienen una coreografía que
desarrollar. Dijeron que hay que “desmecanizar” el baile, regresarlo a sus
orígenes de belleza, estilo y diversión. Señalaron que hay un movimiento de
bailadores buscando el rescate del buen bailar, aunque, aseguraron, respetan y
comprenden lo que es el baile espectáculo con sus alzadas y sus coreografías de
vértigo.
Dijeron, que la juventud caleña baila influenciada por propuestas del
extranjero, pero no saben bailar caleño. Recalcaron que hay que aprender a
bailar con la música, no por tiempos, y subrayaron que se debe bailar con el
alma y con los sentimientos y no por los tiempos que determine una coreografía.
Finalmente precisaron que el baile caleño se ha ido desdibujando porque el
baile, ha pasado de los pies al aire en donde se realizan las acrobacias.
Los chicos en escena
Luego los niños, deslumbraron a los asistentes con sus maneras de bailar.
Demostraron como cada día avanzan en los pasos, aprenden las alzadas, desafían
la gravedad con sus pirueteas y se preparan para reemplazar a esos chicos y
chicas que hoy son sus referentes.
Alfredo de la Fe…una cajita
de música
Más tarde, Valverde, el escritor caleño, que le da duro al Festival de
Salsa, en sus columnas de prensa, pero
que no puede apartarse de él, tuvo una amena conversación con don Alfredo de la
Fe, el mejor violinista del mundo.
Yo, que no se de Salsa, pero sí de palabras, quedé fascinado con las
historias del músico. Habló de su salida de Cuba y como fue herido durante el
viaje, y como estuvieron 16 días
perdidos en el mar. Recordó como a los
11 años ya era un músico clásico y como a los 12 conoció a Pupi Lagarreta,
quien le enseñó las raíces de la música cubana. Luego contó cómo conoció a José
Antonio Fajardo, y como con esos dos personajes aprendió a conocer “esa música
que hoy le llaman salsa”.
Describió como conoció a Roberto Torres a quien “agradezco conocer a
Colombia, por primera vez, porque vinimos a tocar a Cali en el año 1983”.
Mencionó cuando tocó en la Orquesta Broadway. “Subí al escenario, –dice- toqué el primer tema y me bajaron. Me
dijeron: hermano, métase a taxista o siga con la música clásica porque usted
para esta música nunca va a servir. Y ese día, en vez de quitarme el ánimo, me
dije a mi mismo: voy a demostrar que si voy a servir para ésta música. Pasaron
los años y tuve el honor y el placer de hacer solo de violín en uno de los discos
de la Orquesta Broadway”.
De la Fe hablo más de una hora, y es lo que llaman “una cajita de música”.
Contó de su amistad con Lavoe, de quien narró que una vez le dijo: “Yo estoy
aburrido de vivir, me voy a matar. Yo me amarro con el cordel de la persiana y
me dejo caer por la ventana y me ahorco. Y me miró y me dice: “Uyyy, hermano,
si se rompe el cordel, son 15 pisos, mejor no lo hago”.
Reseño su estadía en Colombia, y rememoró a Juan Pachanga en Juanchito, recordó
sus trabajos con Santana. Hablo de su adicción a las drogas y al alcohol y dejo
un mensaje de esperanza: “Se puede salir de las drogas”.
Mencionó que “si no hay un cambio, la Salsa, tiende a acabarse. Pienso que
50 años exprimiendo lo mismo, cada vez le sale menos jugo y que tiene que haber
un cambio. Hizo loas a los bailarines de Cali, “Porque le han dado al baile un
dinamismo que no lo tiene nadie”. Se despidió con un con un “Cali es Cali, lo
demás es loma, la Salsa sigue viva. Sigan apoyando la salsa que la salsa es
vida”.
Fue una jornada inolvidable, como todo lo que está pasando en la Plaza de
Toros y la Ciudadela de la Salsa, en esta edición XI del Festival Mundial de
Salda, Cali 2016.
Si desea escuchar la charla con Alfredo de la Fe puede hacerlo en este
enlace