Por Manuel T. Bermúdez
Habla
un español fluido, pero inmediatamente se nota que es
extranjero. Se llama Ian, y es el dueño de un apellido impronunciable:
Middleton, y de una cordialidad que abre
puertas al conocerle.
Joven, alto, delgado, sin ínfulas, de los
conocimientos que tiene. Estudia musicología, que es el estudio de la teoría e
historia de la música. “Hago, me dice, “tecno
musicología”, que es la combinación de los estudios de los sonidos musicales
con la antropología. Busco el significado que tiene la música para cierta
sociedad o grupo de personas y cómo se acopla con la vida de uno. Eso se aplica
a todo el mundo, pero mi enfoque es aquí en Colombia”.
Nació en Inglaterra y trabaja como voluntario
con los niños de la agrupación “Tambores de Siloé”. Todos los jueves y sábados,
Ian, trepa la loma de este barrio
caleño, tantas veces malmirado, para encontrarse con los chicos que le esperan
ansiosos para las clases de música que les comparte.
El grupo Tambores de Siloé lleva varios años
trabajando con chicos que tienen en la música un proyecto de vida y gracias a
la Fundación Sidoc, estos jóvenes, elaboran sus propios instrumentos con lo que
para otros serían materiales de deshecho. Los chicos con sus instrumentos ensayan en lugares como
El Mirador de Siloé, El Parque de la Horqueta, el Centro Cultural Brisas de
Mayo, La Torre, entre otros.
Ian, toca varios instrumentos. “Yo toco, me
dice, las congas, el Tambor Alegre, instrumento de la Costa Norte de Colombia,
bombos, campanas, pero además toco
guitarra, canto y estoy aprendiendo algunos instrumentos de viento: trompeta y
bombardino”.
Hace un año que es voluntario en el grupo “Tambores
de Siloé. “Llegué allí por la amistad
que tengo con Moisés, el coordinador del grupo Tambores, y llevo este tiempo
ayudándole a él, aprendiendo con ellos y tratando de hacer gestión para que las
actividades de los “pelados”, puedan llegar más allá de su barrio, más allá de
Colombia” dice emocionado.
¿Ian, que hace aquí tan lejos de su tierra,
le pregunto?
“Soy asistente del profesor, Moisés Zamora, y
yo ayudo a enseñarles a los jóvenes, a los niños y niñas, como tocar o
ensamblar, es decir, como tocar juntos. También trabajamos desde la música las
habilidades de convivencia, lo que es compartir, escuchar, trabajar en equipo y
otras habilidades.
¿Y cómo da ese salto de Inglaterra a Siloé?
“Yo vine a Colombia, originalmente, para
enseñar inglés, pero me quedé aquí por la música. Me quedé aprendiendo música
tradicional de la parte pacífica y también de la costa norte. Estoy haciendo un
doctorado en Estados Unidos, sobre la música de esta región. Esto hace parte de
mi trabajo de campo.
¿Qué le queda de esta experiencia?
“Que me parece que si es posible, con mucho
pensamiento y con mucha atención a las necesidades de los niños, si es posible mejorarles la vida y desarrollar en ellos habilidades de convivencia a través
de la música.”.
******
Hay quienes venden cosas, productos y
personas…yo busco contar vidas para ganar solidaridades.