Textos que compartidos se vuelven viajeros.

5/7/15

LO QUE DICEN LAS CANCIONES

Charlemos
Por Manuel T. Bermúdez

¿Se ha puesto usted a analizar el contenido de las canciones que diariamente escucha y luego tararea alegremente?
¿Se ha detenido a prestarle atención al almibaramiento romántico de las canciones para los enamorados?
¿Ha captado los mensajes de doble sentido y malicioso de algunas de ellas?
Nadie, estoy seguro, se sorprende cuando una canción habla de algunas partes del cuerpo de la amada. Por ejemplo, hay un bambuco que dice: “adoro niña tus ojos porque retratan los cielos, me gustan tus labios rojos porque a la miel le dan celos” bonita la figura ¿no es cierto?
Y tampoco nos llamemos a engaño: cuando de amor se trata las letras de las canciones hacen alarde del más agudo ingenio o de la más acentuada cursilería. Para muestra no hay botón, pero veamos como describe un compositor a su amada, en especial a la parte más móvil de su rostro (léase: la boca).
“Tupido de perlas finas y de color encarnado, es el cáliz perfumado de tu boca purpurina”...una preciosura como diría un cachaco fino.
Hay otros compositores que se hacen los pendejos para poder hacer las más atrevidas propuestas: “ven a mis brazos ardientes, embriágame de cariño y allá en tu pecho de armiño deja que pose mi frente” como vemos ya va buscando lo que no se le ha perdido y como diría mi abuelita ante la sutil insinuación: ¡cómo no monito!
Y que me dicen de este otro avívato dizque profesor de canto quien confiesa sin ningún rubor: “a cantar a una niña yo le enseñaba y un beso por cada nota siempre me daba; aprendió tanto, aprendió tanto...que aprendió muchas cosas menos el canto”.
Pero lo que parece ser, por lo que cuenta la canción, era que la muchachita aquella salió como “aviona” y también se ayudaba según lo relata la letra a continuación: “el nombre de las estrellas saber quería y un beso por cada estrella le repetía, noche tan bella, noche tan bella en que invente diez nombres a cada estrella” hasta aquí el profesor atrevido, oportunista, y desvergonzado, pero oigamos a la niña del cuento cuando dice: “por fin de la mañana llego la hora, se hundieron las estrellas, rayó la aurora y ella decía y ella decía: ¿por qué no saldrán estrellas también de día?, es que como dice el refrán: “el niño que llora y la mamá que lo aprieta”.
En definitiva, amigos lectores lo que quería decirles es que hay que tener cuidado con esas canciones que rayan en el impudor, en la indecencia. No es sino escuchar cosas como esta: “Yo que me la llevé al rió creyendo que era mozuela, pero tenía marido”...si, ya sé que no es una canción sino un poema, o sea, tema para otra oportunidad.
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